21.09.18
Hoy me estreno como blogger… este es mi primer post y mientras me enfrento a la página en blanco después de muchos años, no puedo dejar de preguntarme por qué me tardé tanto. Qué felicidad siento de ver como me fluyen las ideas y cómo esta página pasa del blanco al color mientras pinto con palabras.
Si algo amo en la vida es escribir, pero la rutina, tanto ruido alrededor, el ajetreo implacable del paso del tiempo y la vida en medio del afán, me hicieron olvidarlo. Más tarde descubrí otra dicha absoluta en la pastelería, que es el tema en el que se centrará mi encuentro con ustedes en mi blog.
Qué feliz casualidad, o qué feliz encuentro de dos placeres maravillosos que se suman a mis ganas de aprender y de enseñar lo que se. En mi nueva pasión y mi elección de vida como pastelera sigue siendo muy importante el tiempo, ese que dedico a cada preparación, ya no se trata de afanes, ya no es implacable, ahora es como música que marca los ritmos de mis movimientos; hoy vivo a otro ritmo, a mi propio ritmo, disfrutando y aprovechando cada segundo.
Las palabras fluyen sin cesar, que delicia poder escribir sobre aquello que se ama y plasmar aquí humildemente los sentimientos, pensamientos, reflexiones, experiencias y conocimientos que me mueven, sin ninguna pretensión más que la de compartir.
Creo firmemente en que mi paso por la vida se trata de sembrar en los demás y permitir que los demás siembren en mí. De eso se trata este viaje y en el largo o corto camino que he recorrido, descubrí que el trayecto es aún más maravilloso cuando se comparte.
Quizás por eso amo la comunicación, porque me permite tender puentes para estrechar lazos emocionales, y por eso amo aún más la pastelería, porque cada preparación está hecha para compartir, para estimular los sentidos y para brindar felicidad.
Decidí volver a escribir, para mí, para ti, para todos aquellos que me conocen o desean conocer un poco de mí. Hoy inicia un nuevo tramo del camino, el de compartir para ser feliz.