02.10.18
Londres me recibió ayer de manera especial. No hacía frío, no llovía, el cielo estaba azul, el metro no estaba a reventar, mi GPS no falló y todo fluyó a la perfección para que el apretado itinerario funcionara según lo planeado. Logré llegar a mi primera clase justo a tiempo, después de un viaje de casi 3 horas en tren desde París.
Para mí octubre en Londres no es gris como suele serlo, es rosa. Desde que tomé la decisión de dejarme llevar por mi pasión por la pastelería y hacer de ella mi motor, en mi vida ya no hay más gris, predomina el rosa. Ese de las mejillas rozagantes que revelan una vida más saludable, ese de los labios suaves con una nueva sonrisa que se dibuja ahora con más facilidad; si, ese rosa que destella de mis ojos por recuperar la capacidad de asombro y ver ahora las cosas de manera diferente y más positiva.
A las 9:45 a.m. tenía que estar en Peggy Porschen Academy, a las 9:40 a.m. llegué, con un poco de ansiedad por volver al rol de estudiante, sin haber dormido mucho, nerviosa por el inglés técnico al que me iba a enfrentar, pero con todas las expectativas de ser una aprendiz emocionada y feliz. Decidí medírmele al doble reto, mi nuevo curso y en un idioma que no es el mío, pero con toda la ilusión y la confianza de que todo iba a estar bien… y resultó que todo ha estado muy bien.
Esta experiencia está hecha a mi medida, y si, la escuela y la pastelería de Peggy ¡también son rosa! Ya completé 2 de los 5 días de clases intensivas que tomaré y ya hemos realizado 9 recetas: Fruit Cake, Victoria Sponge Cake, Lemon Cake, Dark Chocolate Rich Cake, Buttercream de 2 sabores, Ganache de Chocolate y Syrups de 2 sabores.
Lo que viene se pondrá mejor, finalizaré la semana con todas estas preparaciones ensambladas y listas para ser disfrutadas. Estas técnicas parecen infalibles, los resultados han sido hermosos y por supuesto, ¡deliciosos!
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